Resumen:
Este artículo tiene por objetivo presentar algunas reflexiones vinculadas al uso del libro álbum en clases de lengua extranjera ante un público de niños, niñas y adolescentes. Partimos del concepto de ecosistema de Lewis (2001), según el cual la construcción de sentido en este tipo de obras se da a través de una particular interacción entre las palabras, las imágenes, el paratexto y el universo del lector. Entendemos que la singularidad que propone este género lo convierte en un dispositivo comunicativo eficaz para generar un ámbito de interacción auténtico desde el cual formar lectores: instalar rituales de lectura y hacer del libro un objeto afectivo, tal como lo recomienda Durand (1977). A su vez, el permanente juego que propone entre lo implícito y lo explícito fomenta la interacción en el aula, la toma de la palabra, la formación de una comunidad de lectores; en definitiva, de una comunidad tout court. Finalmente, en tanto es tierra fértil para visibilizar y explorar los implícitos culturales de la sociedad, entendemos que este material nos permite ejercer plenamente nuestro rol de mediadores culturales, como lo recomiendan los diseños curriculares. La presente reflexión nos llevará a definir primero el libro álbum, por oposición a géneros aledaños, y a analizar algunos proyectos y ejemplos de trabajo con libros álbum entre aquellos que los docentes de las escuelas de la Ciudad de Buenos Aires suelen privilegiar en sus clases. En función del contexto, reservamos un párrafo aparte para examinar el desafío que supone la virtualidad en la circulación de este género literario y en su explotación pedagógica, lingüística e intercultural frente a un público de niños y niñas ante la nueva escolaridad surgida de la pandemia.