Publicar, traducir o transponer representaciones sociales : Léon Genonceaux y la novela más misteriosa del siglo XIX
Por: Doval, Romina
.
Tipo de material: 



Tipo de ítem | Ubicación actual | Signatura | Estado | Fecha de vencimiento | Código de barras |
---|---|---|---|---|---|
![]() |
Biblioteca de Alemán del Lenguas Vivas
Biblioteca de Alemán del Lenguas Vivas |
HBA01_A22_N18_p41-47 | Disponible | HBA01_A22_N18_41-47 |
Resumen: Léon Genonceaux, conocido por haber publicado Los Cantos de Maldoror del conde de Lautréamont y una antología poética de Rimbaud juzgada “escandalosa”, sería el autor de una extravagante e inclasificable novela que él mismo editó en París bajo el seudónimo de “Princesa Safo” en 1891. La obra, titulada El Tutú, costumbres de fin de siglo, nunca fue puesta a la venta. En 1966, Pascal Pia señaló la existencia de esta curiosa novela en un artículo de La Quinzaine Littéraire y manifestó su deseo de que algún día fuera rescatada del olvido. El Tutú, costumbres de fin de siglo finalmente fue editado en Francia por la editorial Tristram en 1991 y desde entonces ha sido reeditado y traducido a otras lenguas. En el caso argentino, la traducción corrió por mi cuenta en el año 2010, con una edición del Club Burton. En aquel momento, con el objetivo de situar la extraña obra que les ofrecíamos a los lectores, me interrogué acerca del rol de Genonceaux en ella (¿fue su autor o su editor?) y de la vigencia de su carácter disruptivo (¿por qué tardó más de un siglo en volver a ver la luz?). El presente trabajo se inscribe en la continuidad de aquel otro, pero con el eje puesto en la figura de editor escandaloso que encarnó Genonceaux para su época y los desafíos que esto plantea a la hora de traducir y reeditar alguno de “sus” libros. En términos de Jean-Michel Adam y Ute Heidmann (2004), nos interesa reconstruir la genericidad que les imprimió a los textos que editaba, la perdurabilidad que esta tuvo (a juzgar por el carácter “maldito” que los siguió acompañando) y el interés (y los medios) de conservarla en versiones contemporáneas de estos mismos textos. Creemos, junto con Adam, que los géneros no son un repertorio fijo de formatos discursivos, sino representaciones sociales de contornos variables que se van fijando momentáneamente a partir de un juego dinámico entre la representación del género que tienen el autor, el lector y el editor. Entendemos que las decisiones que se toman al traducir y reeditar obras como aquellas no pueden sino considerar y posicionarse ante esas genericidades remotas, que orientaron su circulación y su lectura.